Ciclo B – Tiempo Ordinario – Semana 12 – Miércoles
27 de junio de 2018
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Aquí estoy nuevamente, Señor, para compartir contigo, para conocerte más y dejarme iluminar por tu Palabra. Te pido que me ayudes a estar en tu presencia y que me fortalezcas y alientes en la disposición de cambiar todo aquello que en mí no se asemeja a Ti.
Acto penitencial
(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Buen Jesús, Tú que has venido a traer el perdón a los pecadores, que viniste para estar con los enfermos y los necesitados, acógeme en tu perdón. Me presento ante Ti frágil y pecador, necesitado de tu abrazo de amor. Confío en tu misericordia y de todo corazón te pido perdón.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“Por sus frutos los reconocerán“ (Mt 7,15-20)
Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
Lectura espiritual breve
Lee este texto de San Agustín de Hipona que te ayudará a profundizar el sentido del Evangelio.
Preguntémonos sobre qué frutos el Señor quiere llamar la atención para reconocer el árbol. Algunos consideran como frutos lo que constituye las vestiduras de las ovejas, así los lobos pueden engañarlos. Quiero indicar aquí los ayunos, las oraciones, las limosnas y todas las obras que pueden ser hechas por los hipócritas. Sin esto Jesús no habría dicho: “Absteneos de hacer justicia delante de los hombres, para llamarles la atención ” (Mt 6,1)… Muchos dan a los pobres por ostentación y no por benevolencia; muchos rezan o más bien parece que rezan, pero no lo hacen por Dios sino más bien por la estima de los hombres; muchos ayunan y fingen una austeridad asombrosa, para atraerse la admiración de los que ven sus obras. Todas estas obras son engaños… El Señor concluye que estos frutos no son suficientes para juzgar el árbol. Las mismas acciones hechas con una intención recta y en verdad constituyen la vestidura de las ovejas auténticas…
El apóstol Pablo nos dice por qué frutos reconoceremos el árbol malo: “Es fácil reconocer las obras de la carne: desenfreno, impureza, obscenidad, idolatría, brujería, odios, disputas, celos, cólera, disensión, sectarismo, rivalidades, borracheras, rencillas y cosas semejantes ” (Gal 5,19-20). El mismo apóstol nos dice seguidamente por qué frutos podemos reconocer un árbol bueno: “Pero al contrario los frutos del Espíritu son amor, alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fe, humildad y control de sí”. Hay que saber que la palabra “alegría” se toma aquí en su sentido propio; los hombres malvados en sentido propio ignoran la alegría, pero conocen el placer… Es el sentido propio de la palabra, lo que sólo los buenos conocen; “no hay alegría para los impíos, dice el Señor” (Is 48,22). Lo mismo ocurre con la fe verdadera. Las virtudes enumeradas pueden ser disimuladas por los malos y los impostores, pero no engañan al ojo limpio y puro capaz de discernirlo.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Te doy gracias Señor por este momento de oración, por la oportunidad que me das de aprender de Ti, de conocerte más, de profundizar nuestra amistad. Te pido que me ayudes a ser generoso con mi prójimo y dar siempre sin esperar recibir algo a cambio. Quiero, Señor, dar ese fruto abundante que Tú esperas de mí. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.