Mi vida en Xto

Oración del jueves: «Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha»

Ciclo A – Pascua – Semana 02 – Jueves
27 de abril de 2017

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, Palabra hecha carne, te pido que me ilumines con tu Santo Espíritu, para que acogiendo lo que me digas a través del Santo Evangelio, pueda convertirme cada vez más a Ti y responder con generosidad a lo que me pides.

Acto penitencial

(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Te pido perdón Jesús por todos mis pecados. Sé que no soy digno de tu perdón, pero tu misericordia es más grande que mis pecados. Acoge, Buen Señor, a este humilde siervo tuyo y dame la fuerza para crecer cada día en amor a Ti y a mis hermanos.

Lectura Bíblica

«Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha» (Mt 9,35-38)

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha».

Lectura espiritual breve

Lee estas breves palabras del Papa Emérito Benedicto XVI:

Queridos hermanos y hermanas, vuestro esfuerzo en la promoción y cuidado de las vocaciones adquiere plenitud de sentido y de eficacia pastoral cuando se realiza en la unidad de la Iglesia y va dirigido al servicio de la comunión. Por eso, cada momento de la vida de la comunidad eclesial —catequesis, encuentros de formación, oración litúrgica, peregrinaciones a los santuarios— es una preciosa oportunidad para suscitar en el Pueblo de Dios, particularmente entre los más pequeños y en los jóvenes, el sentido de pertenencia a la Iglesia y la responsabilidad de la respuesta a la llamada al sacerdocio y a la vida consagrada, llevada a cabo con elección libre y consciente. La capacidad de cultivar las vocaciones es un signo característico de la vitalidad de una Iglesia local. Invocamos con confianza e insistencia la ayuda de la Virgen María, para que, con el ejemplo de su acogida al plan divino de la salvación y con su eficaz intercesión, se pueda difundir en el interior de cada comunidad la disponibilidad para decir «sí» al Señor, que llama siempre a nuevos trabajadores para su mies.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Qué me dice el Evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Buen Jesús por este momento de oración. Te pido que envíes trabajadores a tu cosecha, pues el trabajo es abundante y los trabajadores pocos. Te pido también Señor que me ayudes a comprender qué quieres de mí, y a asumirlo con generosidad y entrega. Gracias Señor. Amén.

(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Madre del Redentor, Virgen fecunda
puerta del Cielo
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permanecés siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Lecturas de la Misa del día