Mi vida en Xto

Oración del lunes: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado»

Ciclo A – Tiempo Ordinario – Semana 14 – Lunes
10 de julio de 2017

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, gracias por esta semana que comienza. Gracias por el don de la fe y por permitirme estar en tu presencia. Te pido, Señor, que me ayudes a hacer silencio para poder escuchar tu palabra de vida, llevarla a mi corazón y anunciarla con alegría a mis hermanos y hermanas.

Acto penitencial

Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.

Señor Jesús, a Ti que te hiciste hombre no para juzgarnos sino para reconciliarnos, te pido perdón por todos mis pecados y omisiones. Yo sé que soy débil y pecador, pero sé también que quien confía en Ti funda su vida sobre roca. Por eso, Señor, pongo en Ti toda mi confianza y te ruego que me ayudes a luchar con fortaleza y generosidad contra la tentación y contra todo mal. Gracias Señor.

Lectura Bíblica: Mt 9,18-26

Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante Él, le dijo: «Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá». Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: «Con sólo tocar su manto, quedaré curada». Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado». Y desde ese instante la mujer quedó curada. Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: «Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme». Y se reían de él. Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región.

Lectura espiritual breve

Meditemos la siguiente reflexión:

Los Evangelios nos narran distintos pasajes donde hombres y mujeres viven situaciones de gran sufrimiento y acuden a Jesús con desesperación. Si bien muchos perciben en Jesús solo a un “profeta” o a un gran predicador, aquellos que viven en circunstancias de dolor ven en Él algo más. La hemorroísa pensó que con tan solo tocar el manto de Jesús quedaría curada. Y por lo mismo podemos preguntarnos, ¿quién habrá sido Jesús para ella, por qué pensaba que tendría tal poder?

Cuando vivimos en circunstancias de dificultad, muchas veces logramos dejar atrás los prejuicios y reconocemos en Jesús su verdadera identidad: ser el Hijo de Dios. Y por lo mismo, nos ponemos en sus manos con una confianza que puede parecer locura para el mundo. Si Él realmente es Dios, ¿qué podemos temer? La fe nos impulsa a relacionarnos con Jesucristo según quién realmente es, y por lo mismo, a depositar en Él toda nuestra confianza. Mientras no creamos con el corazón en Él y lo dejemos obrar en nosotros, difícilmente podrá sanar nuestras propias heridas y reconciliar nuestras más profundas rupturas.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1. ¿Cómo es mi fe en Jesucristo?

2. ¿Cómo trato de poner mi vida en sus manos?

3. ¿Creo que Él realmente puede salvarme del pecado y de la muerte?

Acción de gracias y peticiones personales

Gracias Buen Señor. Gracias por tu reconciliación y por el amor que me tienes. Tú que viniste a curar nuestras heridas, a sanar la ruptura de nuestro corazón, ayúdame a seguirte fielmente, a vivir auténticamente la vida cristiana, viendo la realidad con los ojos de la fe y renunciando a todo lo que es muerte para vivir contigo la verdadera vida. Amén.

Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Madre del Redentor, Virgen fecunda
puerta del Cielo
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permaneces siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Lecturas de la Misa del día