Ciclo A – Cuaresma – Semana 04 – Viernes
31 de marzo de 2017
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, confieso que Tú eres el enviado del Padre. Ayúdame a permanecer en tu presencia en este momento de oración. Ayúdame para que la luz de tu verdad ilumine mi mente y mi corazón.
Acto penitencial
(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Tú, Señor, conoces mi corazón; Tú lo sabes todo. Sabes que a pesar de que muchas te he dado la espalda con mi pecado, anhelo estar siempre contigo. Aquí estoy, Señor, dispuesto una vez más a recibir tu perdón, confiando en tu infinito amor y misericordia.
Lectura Bíblica según el Evangelio del día
“Yo sí lo conozco, porque vengo de Él y es Él el que me envió” (San Juan 7,1-2.10.25-30).
Después de esto, Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también Él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Algunos de Jerusalén decían: “¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es éste; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es”. Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: “¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de Él y es Él el que me envió”. Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.
Lectura espiritual breve
Lee con atención las palabras de San Juan Pablo II:
Meditemos: «Jesucristo tiene el conocimiento de su origen del Padre: es el Hijo porque proviene del Padre. Como Hijo ha venido al mundo, mandado por el Padre. Esta misión que se basa en el origen eterno del Cristo-Hijo, de la misma naturaleza que el Padre, está radicada en Él. Por ello en esta misión el Padre revela el Hijo y da testimonio de Cristo como su Hijo, mientras que al mismo tiempo el Hijo revela al Padre. Nadie, efectivamente “conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo” (Mt 11, 27). El Hijo, que “ha salido del Padre”, expresa y confirma la propia filiación en cuanto “revela al Padre” ante el mundo. Y lo hace no sólo con las palabras del Evangelio, sino también con su vida, por el hecho de que Él completamente “vive por el Padre”, y esto hasta el sacrificio de su vida en la cruz» (San Juan Pablo II).
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias, Señor Jesús, por renovarme en la conciencia de quién eres Tú. Ayúdame a profundizar cada día más en la fe que he recibido como miembro de tu Cuerpo que es la Iglesia. Te pido que envíes tu Espíritu sobre mí para que pueda vivir según tus enseñanzas. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del Cielo siempre abierta, estrella del mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu Santo Creador, y permaneces siempre Virgen, recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros pecadores. Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.