Mi vida en Xto

Oración del miércoles: “Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento”

Ciclo A – Cuaresma – Semana 03 – Miércoles
22 de marzo de 2017

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Aquí estoy, Señor, nuevamente para compartir contigo, para conocerte más y dejarme iluminar por tu palabra. Te pido que me ayudes a acercarme con humildad, reconociendo mis debilidades, consciente de que no siempre respondo a tu llamada con generosidad, pero con la disposición de cambiar, de crecer y seguir tu voz de ahora en adelante.

Acto penitencial

(Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Buen Jesús, Tú que has venido a traer el perdón a los pecadores, que viniste para estar con los enfermos y los necesitados, acoge en tu perdón a este hermano tuyo. Me presento ante Ti frágil y pecador, necesitado del abrazo de tu amor. Con plena conciencia de que no soy perfecto, de que he caído y que he faltado en obra y omisión, me confío a tu misericordia pidiéndote perdón.

Lectura Bíblica

“Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” (Mt 5,17-19.)

No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

Lectura espiritual breve

Nos dice el Papa Emérito Benedicto XVI: 

Jesús, al invitar al joven a que cumpla el Decálogo recuerda los mismos mandamientos que Dios, en su majestad de supremo legislador, había dado a los israelitas por medio de Moisés en el monte Sinaí. Mediante los mandamientos Dios había sellado una alianza con Israel: Moisés se había comprometido, junto con su pueblo, a cumplirla, y Dios, por su parte, había asegurado a los israelitas la entrada en la Tierra prometida. La observancia de los mandamientos es la condición para alcanzar la vida eterna cuyo símbolo es la entrada en la Tierra. La misma ley que Dios reveló por medio de Moisés y que Cristo confirmó en el Evangelio (ver Mt 5,17-19), ha sido inscrita por el Creador en la naturaleza humana. Esto es lo que leemos en la Carta de San Pablo a los Romanos: «Cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley» (Rom 2,14). De esta forma, por tanto, los principios morales que Dios manifestó al pueblo elegido por medio de Moisés son los mismos que Él ha inscrito en la naturaleza del ser humano. Por esta razón, todo hombre, siguiendo lo que desde el principio forma parte de su naturaleza, sabe que debe honrar a su padre y a su madre y respetar la vida; es consciente de que no debe cometer adulterio, ni robar, ni dar falso testimonio; en una palabra, sabe que no tiene que hacer a los demás lo que no quiere que le hagan a él.

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?

2.- ¿Cómo ilumina mi vida?

3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?

4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?

Acción de gracias y peticiones personales

Te doy gracias Señor por este momento de oración, por la oportunidad que me concedes para detenerme un instante y aprender de Ti, conocerte más y mejorar así nuestra amistad. Te pido que me ayudes a buscar siempre cumplir tus mandamientos, para poder ser plenamente libre. Amén.

(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Lecturas de la Misa del día