Ciclo A – Cuaresma – Jueves después de Ceniza
2 de marzo de 2017
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, te pido que en este momento de oración me ayudes a disponer mi corazón para escuchar tus palabras de vida, y así pueda acogerlas en mi interior y vivirlas con generosidad en mi vida cotidiana.
Acto penitencial
Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día.
Te pido perdón, Señor, por mis pecados. Y ya que Tú siempre te muestras misericordioso con el pecador, dame fuerzas para convertirme en un mejor hijo de Dios, siendo obediente en todo al Padre.
Lectura Bíblica
«¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?» (Lc 9,22-25)
Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día». Después dijo a todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?».
Lectura espiritual breve
Te compartimos esta reflexión del Padre Juan José Paniagua:
Estamos comenzando la cuaresma y el Señor nos empieza a mostrar el camino que tenemos que recorrer. Ayer nos habló del ayuno, la oración y la limosna. Hoy nos habla con mucha claridad de la cruz. Porque en estos días tenemos que cargarla con generosidad, aprendiendo a dejar de lado todo aquello que nos aleje de Dios.
En este tiempo estamos invitados a que la cruz adquiera en nuestras vidas la forma de renuncia. La cuaresma es un buen momento para renunciar a algo, pero no porque me guste sufrir o privarme de cosas, sino porque quiero aprender a amar más. El que no renuncia, qué difícil se le hace aprender a donarse. Qué difícil también se le hace aprender a obedecer a Dios, porque va a estar acostumbrado a obedecer sólo la ley de su gusto y capricho.
La cruz es renuncia, pero también es aprender a sobrellevar las dificultades y problemas de cada día. Porque la vida misma porta sacrificios. Problemas que tengo, quizá estoy pasando por momentos difícil, algo que me angustia mucho, alguien que me agota la paciencia, alguien a quien quiero mucho y está sufriendo. Es tiempo también de preguntarme, ¿cómo estoy cargando mi cruz? ¿Cómo la vas a cargar en esta cuaresma? ¿Con mayor esperanza?
Carguémosla con Jesús. Que el Señor sea nuestro compañero en este tiempo. Si no elegimos al Señor con generosidad, vamos a ser como un árbol plantado en medio del desierto, que piensa que por sus propias fuerzas puede conseguirlo todo, pero se termina secando, se marchita. Pero si elegimos al Señor, seremos como dice el salmo, como ese árbol plantado junto a corrientes de agua, que no se marchita, porque sus raíces se nutren de la fuente de la vida. En esta cuaresma plantemos nuestra vida junto al Señor, bebamos del encuentro con Él.
Breve meditación personal
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1. ¿A qué te has propuesto renunciar en esta Cuaresma?
2. ¿Llevas tus cruces, tus mortificaciones, tus dificultades con esperanza? ¿Qué puedes hacer para llevarlas con mayor alegría?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Señor por el inmenso amor que nos tienes. Ayúdame a que también yo sea obediente al Padre, sepa cargar con mi propia cruz, y te siga con radicalidad en tu misión de amar hasta el extremo a los demás. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.