Mi vida en Xto

Oración del lunes: «José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado»

Ciclo A – Cuaresma – Semana 03 – Lunes

20 de marzo de 2017
Solemnidad de San José

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, te doy gracias por celebrar en este día al justo San José. Te pido que, así como él fue reverente y silencioso para escuchar las palabras del ángel, me ayudes a que yo también pueda escuchar tu voz para vivirla con radicalidad en mi vida.

Acto penitencial

– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).

Señor, con inmensa confianza me pongo ante Ti, reconociéndome necesitado de tu perdón, de tu misericordia. Renuévame, Señor, las fuerzas en mi combate contra mi pecado, y lléname de amor y de esperanza en el camino hacia la santidad, muy en especial en este tiempo en que me preparo para celebrar tu Pasión, Muerte y Resurrección.

Lectura Bíblica según el Evangelio del día

“José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado” San Mateo 1,16.18-21.24a

Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados». Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.

Lectura espiritual breve

Profundicemos ayudados por un texto de la liturgia griega:

José, esposo de María, vio con sus ojos el cumplimiento de las profecías. Escogido para el matrimonio más ilustre, recibió la revelación por la boca de los ángeles que cantaban: Gloria al Señor porque ha dado la paz a la tierra. ¡Anuncia, oh José, a David, padre del Hombre-Dios los prodigios que tus ojos contemplaron! Has contemplado al niño en el regazo de la Virgen; lo has adorado con los magos; has glorificado a Dios con los pastores, según la palabra del ángel. ¡Pide a Cristo Dios para que salve nuestras vidas! Dios inmenso ante el cual tiemblan las potestades celestiales, tú, oh José, lo has cogido en brazos cuando nació de la Virgen; has sido consagrado por él. Por esto, te veneramos hoy. Tu alma fue obediente a los preceptos divinos; lleno de una pureza sin igual, mereciste recibir por esposa a aquella que es pura e inmaculada entre las mujeres; tú fuiste el guardián de esta Virgen cuando ella fue elegida tabernáculo del creador… Aquel que con una palabra creó el cielo, la tierra y el mar ha sido llamado hijo del carpintero, ¡hijo tuyo, admirable José! Tú fuiste llamado padre de aquel que no tiene principio y que te nombró administrador de un misterio que sobrepasa toda inteligencia… Guardián santo de la Virgen bendita, tú has cantado con ella este cántico: «Que toda criatura bendiga al Señor y lo ensalce por los siglos» (Dan 3,67).

Breve meditación personal

Haz silencio en tu interior y pregúntate:

1.- ¿Con cuanta frecuencia le pregunto a Dios qué quiere de mí?

2.- ¿Estoy dispuesto a cambiar mis planes si Dios me manifiesta algo distinto a lo que quiero?

3.- ¿Cómo hago para “obedecer a Dios”?

Acción de gracias y peticiones personales

Te agradezco Señor por este momento de oración. Gracias por darnos a San José como modelo a seguir, tanto en la escucha de tus palabras, como en la obediencia y sobre todo, en el amor a Ti. Te pido que me ayudes a luchar con generosidad para seguir su ejemplo y poder amarte con un corazón sencillo y puro. Amén.

(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…

Consagración a María

Pidámosle a María que nos acompañe siempre:

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti,
y en prueba de mi filial afecto,
te consagro en este día
mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón,
en una palabra, todo mi ser,
ya que soy todo tuyo,
¡oh Madre de bondad!,
guárdame y protégeme como hijo tuyo. Amén.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Lecturas de la Misa del día