Jürgen Daum
Vida y Espiritualidad, Lima 2014, 62 pp.
En una ceremonia inédita e histórica, los queridos Juan XXIII y Juan Pablo II fueron canonizados por el Papa Francisco el 27 de abril del 2014 en la plaza de San Pedro. Se trata, como explica el autor de esta obra en su introducción, de dos «Pontífices que han vivido gastándose y desgastándose silenciosamente al servicio de la Iglesia y de la humanidad, buscando cumplir de la mejor manera posible el encargo recibido de Cristo mismo: “Apacienta mis ovejas”» (p. 7). Libro sencillo y ágil, en él se busca dar cuenta de la vida, magisterio y obras de estos grandes Papas, evidenciando al mismo tiempo que ambos, «esforzándose por colaborar generosamente con la gracia, supieron también empeñarse por crecer día a día, más allá de sus humanas limitaciones, en el camino de la santidad, a la que todos estamos llamados» (p. 7).
El volumen nos presenta en primer lugar una breve biografía de ambos Sucesores de Pedro. En ellas resalta el difícil período histórico que cada uno vivió. A losdos los marcó profundamente la experiencia de la guerra. Mientras que Giuseppe Roncalli fue capellán en la Primera Guerra Mundial y pasó gran parte de la Segunda realizando labores diplomáticas y de ayuda humanitaria en Atenas, Karol Wojtyla sufrió durante su juventud en Polonia los estragos de la ocupación nazi primero y comunista después, hecho que influyó en su vocación al sacerdocio y en su formación, debiendo realizar sus estudios en la clandestinidad. Es destacable también que toda la vida de estos Pontífices fue al servicio de la Iglesia, realizando las diferentes misiones que sus respectivas autoridades les encomendaron.
La segunda parte de las semblanzas consiste en un breve recuento del pontificado de cada cual. Destaca en Juan XXIII su conciencia de lo que significa ser Vicario de Cristo: «Lo que Nos preocupa especialmente es nuestra misión de ser Pastor de toda la grey» (p. 17). Con esta conciencia pudo lanzarse a convocar el evento eclesial más importante del siglo XX: el Concilio Vaticano II. Buscó así renovar a la Iglesia en sus fuentes.
El mismo Concilio fue determinante en Juan Pablo II, no sólo porque tuvo una participación destacada en él asistiendo como obispo a todas las sesiones y colaborando en el comité redactor de la Constitución Gaudium et spes, sino fundamentalmente porque su pontificado bien puede entenderse como un esfuerzo constante por aplicar fielmente el Vaticano II. En ese sentido promovió la renovación del Código de Derecho Canónico en 1983 y la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica en 1992, entre muchísimas otras iniciativas que lo hacen merecedor del apelativo de Magno.
Al final del recuento del pontificado de cada Sucesor de San Pedro, el libro nos presenta algunos textos que iluminan su vida y obra: extractos de la homilía de Juan Pablo II en la beatificación de Juan XXIII y una catequesis del mismo Pontífice al cumplirse 40 años de su tránsito. En ellas se nos muestra la importancia que tuvo para la Iglesia el ministerio del “Papa Bueno”, como era popularmente conocido. Luego se recogen unos escritos muy valiosos para conocer el corazón del Papa polaco: los testamentos espirituales que fue escribiendo mientras ocupó la Sede de Pedro. Muchos de ellos fueron fruto de reflexiones durante sus ejercicios espirituales, y allí manifiesta su confianza absoluta en Dios y su deseo de encomendarse a los cuidados maternales de su Madre, María.
Imposible sintetizar en pocas páginas el legado tan rico que nos han dejado estos «dos Papas que cambiaron nuestro tiempo». No obstante, el libro que presentamos tiene el mérito de ofrecernos de manera concisa pero completa una visión panorámica de la vida y pontificado de estos dos grandes hijos de la Iglesia que ahora han sido elevados a la gloria de los altares. Nos muestra así en qué consintió la vida de entrega a Dios y a la Iglesia que cada uno vivió. Siguiendo estos modelos podremos acercarnos al ideal de santidad que plantea el autor para todos los cristianos.
Juan Andrés Zenteno.
